Tras innumerables batallas y siendo un gran lector de las circunstancias del juego, Antonio ‘Turco' Mohamed plantó a su equipo en modo reactivo en el partido de ida disputado en el Universitario de Nuevo León, con una grada repleta -como de costumbre- de ilusión por ver a Tigres campeón.
Esa postura provocó un primer tiempo descolorido que tuvo un poco de emoción gracias a dos buenas atajadas de Hugo González, el exarquero de Monterrey, que estaba disputando un partido aparte contra el clásico rival de Rayados. A pesar de ese buen inicio, un error grosero suyo terminaría definiendo el partido desde la menta de su entrador, Guido Pizarro
Tigres impuso condiciones
Empujado por su gente, por los veteranos e históricos André Pierre Gignac y Nahuel Guzmán que anhela su sexto título con el cuadro felino y por un enrachado Ángel Correa, Tigres fue mejor que Toluca desde la intención. No obstante, a ese factor anímico le faltó este jueves una contundencia precisa. Una realidad que terminó por desencajarle el gesto al argentino Guido Pizarro, quien se ha establecido como un entrenador capaz y de convicciones.
Porque si bien merecía hacerse presente el marcador, Tigres sólo pudo hacerlo debido a un error monumental de Hugo González, el arquero de Toluca que ha tenido una gran temporada y que, como ya le ha pasado antes, vuelve a ser protagonista de una falencia que puede determinar un título. La mala salida del canterano del América fue pan comido para Ángel Correa que, sin proponérselo, se encontró de frente al arco rival sin mucha oposición.
Tras el gol casi empezando el primer tiempo, Mohamed volvió a leer como nadie lo que estaba ocurriendo en el campo, por lo que mandó al paraguayo Robert Morales y a Diego Barbosa a la cancha para reconfigurar a su equipo en un ente rocoso con latigazos veloces al espacio. Esa postura comenzó a inquietar, más no a afectar a Tigres y su intención de acrecentar la ventaja, por mandato de su entrenador, sin poder lograrlo.
Serie abierta y una final llena de expectativa
La ventaja mínima con la que terminó el partido dejó varias sensaciones: una agridulce en los Tigres de Pizarro quien sabe que pudo sacar una mayor ventaja en casa, de alivio y confianza en el Toluca de Mohamed por sortear una cita complicada en una cancha feroz gracias a la sapiencia del argentino para comprender, una vez más, que la serie dura 180 minutos, y de expectativa pura para el resto de la afición mexicana que ya se saborea una de esas finales que pinta para quedarse en el recuerdo durante mucho tiempo.
El domingo, ante una grada caliente y con el firme deseo de lograr un bicampeonato que Mohamed viene añorando desde que logró obtener el Clausura 2025, los Diablos Rojos saldrán ante su gente para tratar de certificar ese sueño que se mantiene intacto.
Para impedirlo estará el equipo de Pizarro, nunca mejor dicho, que entendió pronto el nuevo rol de su hasta hace poco excompañero, para tratar de coronar una época gloriosa en el club con un sexto campeonato en 10 años y para consolidar, si es que hacía falta, las figuras de Nahuel Guzmán y André Pierre Gignac como los máximos ídolos en la historia del cuadro felino.
