La Malinche fue una mujer que en 1519 formó parte de un grupo de esclavas entregado a los españoles conquistadores que habían arribado al suelo de un nuevo mundo que en la actualidad es México. Debido a su gran capacidad para aprender lenguas, la Malinche fue designada directamente con Hernán Cortés para que fuera su intérprete.
Este aspecto ha puesto a la Malinche en la historia de México en una posición controversial porque muchos la consideran como una traidora por ayudar al conquistador que aplastó a todo aquel que se le puso enfrente. Esta versión, cuestionada por otros, quedó tan arraigada en la cultura del país ser malinchista es tener una preferencia excesiva por lo extranjero mientras menosprecia lo suyo.
Ese término lo utilizó Luis Fernando Tena hace unas semanas durante una entrevista al ser cuestionado sobre el campeonato mexicano de Primera División en el que sólo hay cuatro entrenadores mexicanos entre los 18 equipos. “La Liga MX se llama así sólo porque se juega en México; es malinchista”, contestó el técnico.
Originario de una familia futbolera, Tena se consagró como un gran entrenador nacional después de una carrera de altibajos. Después de dos títulos de liga, y un par más internacionales con Cruz Azul, El Flaco fue el arquitecto del logro más importante en la historia del fútbol mexicano al comandar al Tri en la inolvidable obtención de la medalla de Oro olímpica en Londres 2012.
Pero, a pesar de este contexto que justifica su capacidad como entrenador, Tena tuvo que buscarse la vida lejos de México en 2021 cuando, al notar que la Liga MX comenzaba a llenarse de perfiles extranjeros en los banquillos de Primera, aceptó la propuesta para dirigir a Guatemala.
Cansados de un pasado tortuoso y un presente sin mucha esperanza, los directivos chapines querían aprovechar que México, Canadá y Estados Unidos tenían su pase automático a la Copa del Mundo y aferrarse a uno de los cupos que la Concacaf tenía disponibles. Sin ganas de equivocarse, optaron por lo pragmático de Tena y su don para generar grupos que logren cosas extraordinarias.
Así, el 9 de diciembre de 2021, Tena fue presentado en la Ciudad de Guatemala como entrenador de la selección nacional y, en medio de la expectativa de la prensa del país y de la mexicana, El Flaco fue claro: “Por esfuerzos y profesionalismo no nos vamos a quedar. Podremos perder o ganar como cualquier otro equipo o técnico. Estamos muy contentos y con mucha ilusión de hacer algo importante y darle alegría al pueblo guatemalteco”.
Ese mantra, que para muchos pasó de largo mientras criticaban, desde un nacionalismo exacerbado, los 35 mil dólares mensuales que recibía el mexicano, quedó sellado como un pacto de palabra honorable entre los futbolistas de Guatemala y su nuevo entrenador. Un hecho irrefutable de un renacimiento sorprendente en la creciente Centroamérica, donde se han consolidado paso sólidos futbolísticos.
En casi cuatro años, el Flaco Tena ha hecho emocionar hasta el tuétano tres veces a los guatemaltecos, tan orgullosos de lo que son: la primera cuando vieron al mexicano cantar su himno nacional antes de un partido, la segunda al clasificar a la selección a la ronda final rumbo al Mundial 2026 y la tercera hace unos días, cuando Guatemala eliminó a Canadá para colocarse en las semifinales de Copa Oro por primera vez en casi 30 años.
Una hazaña que ha eliminado cualquier pequeño rasgo de crítica hacia el mexicano y ha puesto la ilusión guatemalteca por las nubes. “La idea es permanecer por mucho tiempo”, dijo Tena en su presentación. Este miércoles, El Flaco cantará el himno de Guatemala previo al partido contra Estados Unidos con la ilusión de un país al borde del delirio que sólo puede causar una pelota.