La última vez que el Atlante se coronó campeón de la Primera División del fútbol mexicano fue hace 18 años, cuando el equipo azulgrana ganó el Apertura 2007 de la mano de Federico Vilar, Giancarlo Maldonado y Christian ‘Hobbit’ Bermudez en cancha, y con Guadalupe ‘Profe’ Cruz como entrenador.
Ninguno de los aficionados del Atlante que celebró en Cancún o a la distancia aquel logro mayúsculo imaginó que esa felicidad quedaría sometida al dolor insoportable de ver a su equipo sin rumbo en la Liga Expansión y con varias mudanzas en la espalda, por más de una década.
Una pesadilla que, para fortuna de su pasión y de la débil cultura del fútbol mexicano, terminará el próximo año una vez que finalice la Copa del Mundo que se jugará en parte en el país, luego de que se confirmara el sueño de los dirigentes del Potro de Hierro: una franquicia en la Liga MX.
Una venta millonaria
El regreso del Atlante al máximo circuito del fútbol nacional se dará gracias al eslabón más débil de la actual Liga MX. El Mazatlán FC, que nació en 2020 tras la mudanza de la franquicia desde Morelia, nunca terminó de ser un proyecto sólido que atrapara a la propia gente de la ciudad sinaloense. En tierra beisbolera, la pelota más popular del mundo no pudo consagrarse.
Gran parte del fracaso del Mazatlán también ha sido derivado desde la visión de su propio dueño. Ricardo Salinas Pliego no ha terminado de entender el negocio del fútbol y ha demeritado la pasión que evoca, al explicar que su deseo de poseer un club profesional pasó siempre por los beneficios alrededor del mismo.
Ahora, con graves problemas financieros en México y Estados Unidos, el empresario dueño de TV Azteca accedió a vender la franquicia, a cambio de 65 millones de dólares, que ha tenido en su poder durante décadas. El Atlante, inmerso en un aura pasional e histórica, será el encargado de retomarla con la intención clara de nunca más abandonar el lugar que se merece en el fútbol mexicano.
El regreso a casa
El anuncio sobre la vuelta del Potro de Hierro a la Liga MX no sólo significa tener a un equipo histórico en Primera y un mimo a una afición leal que se merece, más que nadie, celebrar esta noticia. Pero, por si fuera poco, los atlantistas también verán parar de una buena vez el peregrinaje de su equipo para regresar a su casa.
En el verano del próximo año, todavía con el olor a Mundial en sus gradas, el Estadio Azteca volverá a ser la casa del Atlante, después de 19 años, y por cuarta ocasión en la historia del club azulgrana. Con 13 mudanzas hasta ahora en su haber, la afición atlantista espera que el Coloso de Santa Ursula sea el final de su nómada estilo de vida.
