Por si alguno no había entendido el mensaje, en la Casa Blanca ya se trabaja en el futuro. Uno en el que hay dos futbolistas que no entran. En realidad, hace ya mucho que no se cuenta con ellos, pero entraban en las convocatorias, jugaban de vez en cuando. Ya no. Se acabaron los mensajes contradictorios. Hazard y Mariano, fuera de la convocatoria.
Se podría decir que son dos casos gemelares. El hispanodominicano volvió al Bernabéu para suplir -qué osadía- los goles que marcaba Cristiano Ronaldo. Incluso pidió heredar el 7 en la camiseta. Desde el segundo día ya se le estaba buscando salida, a lo que se negó una y otra vez. Cada ventana de fichajes, por más ofertas que le llegasen, se agarraba a su taquilla y nadie le podía mover.
Este verano finaliza su contrato y, lógicamente, no va a continuar. Mariano se irá cumpliendo su deseo y con los bolsillos llenos de dinero. Pero ha perdido cuatro años como jugador. Puede que los mejores que le quedaban.
Hazard, una sombra
Lo de Hazard aún escuece más. Él sí llegó como sustituto de CR7. Le quitaron el dorsal a Mariano y se lo dieron a él junto a los galones del equipo. Su respuesta fue, reconocido por él, llegar con un importante sobrepeso a su primera pretemporada. Desde ahí, lesión tras lesión hasta convertirse en una sombra de lo que un día fue en el Chelsea.
Pero el belga, como su compañero, tampoco pretende irse. Prometió a la afición blanca en plena celebración en Cibeles que volvería más fuerte, más serio, más profesional. Esta temporada ha sido aún peor en cuanto a participación y nivel. Ancelotti le dio una hora ante el Getafe como titular... y lo tuvo que quitar hastiado de ver cómo se arrastraba por el césped del Bernabéu.
La presencia de Hazard, más por lo que cuesta que por el dorsal, cierra las puertas a otros jugadores como Brahim, Kubo o incluso Arribas. Dejarlo fuera de la lista para Valencia es decirle a las claras que se acabaron las oportunidades. Si quiere volver a jugar, deberá hacerlo fuera del Real Madrid.