Ocho puntos separaban a ambos conjuntos antes de verse las caras este domingo, aunque paradójicamente era el equipo madrileño el que lo afrontaba en una mejor dinámica. Si alguno esperaba ver un monólogo de los locales a nivel de ocasiones y posesión de balón, desde luego que se equivocó; los hombres de José Luis Bordalás no renunciaron al balón y explotaron sus armas en un partido que se presentaba como una bonita oportunidad para alejarse del descenso.
Declaración de intenciones de Luis Milla en los compases iniciales a través de un disparo lejano que precedió a una potente incorporación de Álex Sola, de vuelta a la que fue su casa. El mencionado centrocampista inauguró el apartado de amonestaciones a los 24 minutos y Takefusa Kubo, otro que era susceptible de aplicar la popular 'ley del ex', ganó protagonismo mediante acciones de gran calidad.

El resumen de la primera mitad fue el siguiente: muchos parones y escasas intervenciones de los guardametas. El ritmo lo podía mantener hasta Julien Faubert en su vertiginosa etapa como jugador madridista, aunque cierto intercambio de golpes en la recta final animó el duelo por momentos. David Soria, eso sí, apareció en hasta dos ocasiones para rechazar sendos cabezazos de Mikel Oyarzabal -más fallón de la cuenta- e Igor Zubeldia.
Caos atrás, efectividad letal
Brais Méndez y Carles Pérez entraron al verde tras el descanso y el lesionado Aihen Muñoz dejó su lugar a Javi López cuando apenas había arrancado el segundo acto. La Real se desangró en su visita a la Lazio y no parecía mejorar en el regreso al torneo doméstico: la fluidez brilló por su ausencia, la profundidad era nula y las pérdidas frustraban muchas de las construcciones. Ander Barrenetxea y Orri Óskarsson, las soluciones desde el banquillo.
Hubo un amago de penalti a Diego Rico que obligó a Cuadra Fernández a desplazarse al monitor. El árbitro entendió que el toque de Jon Ander Olasagasti, en una acción entre dorsales número 16, era muy leve. Pero del susto se pasó al miedo: el recién ingresado Borja Mayoral probó fortuna, Álex Remiro dejó el balón en el área pequeña y Christantus Uche lo mandó a las mallas sin apenas oposición y en una situación muy franca.

Todavía desconcertados por el tanto encajado, los guipuzcoanos se vieron sorpendidos en la acción que encarriló el triunfo del cuadro capitalino, que encontró en Carles su gran revulsivo. El canterano del Barça pescó en río revuelto por partida doble y aprovechó la endeblez de una zaga que quedó bastante retratada. Brais, Kubo y Barrenetxea trataron de recortar distancias, pero Soria se mostró seguro bajo palos y dio forma a una actuación inmaculada de los suyos.
Jugador Flashscore del partido: Christantus Uche.