Centro de datos del Espanyol-Celta
Había tensión. Muchísima. Se la jugaba Manolo González, aunque la afición perica, a los que no aguanta más, es a los directivos. Y se notó en las revoluciones con las que salió el Espanyol, con una presión más que intensa, con mucha verticalidad... pero más inofensivos que un cachorro de labrador ante Guaita.
El Celta, mientras, aguardaba con paciencia tocando en corto, jugando con los nervios del rival. Más tarde o más temprano aparecerían los espacios y entonces llegaría el momento de acelerar. Así generaron el primer 'huy' con un disparo cruzado de Javi Rodríguez tras una buena triangulación en la frontal del área. Y el segundo, con una pared que Moriba continuó para asistir a Douvikas, al que le faltó nada para rematar ante Joan García. Los pitos al palco volvieron a aparecer en el RCDE Stadium.
Tras esos sustos iniciales, los locales cogieron aliento unos minutos, justo desde que Jofre falló lo que un equipo en crisis no puede fallar. Solo en el segundo palo, tras un garrafal exceso de confianza de Hugo Álvarez, el extremo le pegó con la tibia con toda la portería para él. Al menos fue el punto de inflexión que necesitaban para salir del atolladero. Y el premio lo tuvieron en una transición conducida y terminada por Cardona, quien firmó el 1-0 tras recorrer con el balón 70 metros. Él se lo guisó y él se lo comió.
Aún quedaba toda una segunda parte y Aspas avisó antes del descanso de que aún había mucho por jugar. Pero no se arrugó el cuadro barcelonés. A los 10 segundos de la reanudación, de nuevo Jofre perdonó un gol. Luego, Guaita se lo negaría al mismo protagonista. Quien no estaba 'gafado' fue Cabrera, que sí que pudo celebrar el 2-0 tras aprovechar un rechace a un remate propio a la salida de un córner.
Aspas pone el suspense
A partir de ahí, ejercicio de resistencia de los locales ante el empuje del Celta. Aun así, la necesidad de ganar, el miedo de perder lo que tanto había costado amasar dejó el partido vivo. Y llegó un penalti por zancadilla de Carlos Romero a Mingueza que transformó Aspas a poco menos de 10 minutos para el final. 2-1 y a sufrir... o no.
Porque con los de Giráldez volcados en busca de la igualada, el Espanyol selló el triunfo gracias a Cheddira, que acertó en el mano a mano tras un pase en profundidad de Puado para hacer el 3-1. Y entonces Cornellá no dejó de cantar y de gritar "Manolo, Manolo" en apoyo a su entrenador. Porque a él le quiere la grada y le quieren sus jugadores. No puede decir lo mismo la directiva perica.
Jugador Flashscore del partido: Cabrera (Espanyol).