¿Cómo se tomaba, cuando jugaba, que fuera considerado uno de los centrales más duros o más expeditivos de España?
Es el cartel que uno llevaba, como dicen en Sevilla, la cruz que lleva cada uno en Semana Santa. Era algo con lo que tenías que lidiar, lógicamente. Cuando te ponen en un cartel o un prejuicio, a veces, pues hay sus razones, sus motivos.
Yo nunca podré negar que fui un defensa duro y expeditivo, pero malintencionado, nunca, y luego, pues el fútbol va cambiando con los años y el que me tocó vivir tenía una serie de cualidades que se exigían para poder estar en la élite y durar mucho tiempo. No sé si me podrás decir tú o recordar defensas centrales en ese momento que fueran blanditos, o menos expeditivos, en ningún equipo no había ninguno.
Hablaba de durar muchos años y es que esa fama, o al menos el pico de esa fama, llegó bastante tarde en su carrera, cuando ya estaba en Sevilla. ¿Cree que se debe a algún cambio en la forma de jugar, simplemente otra percepción, o quizá más exposición mediática?
Hombre, pues yo creo que un poco todo. Sí es cierto que la exposición mediática, conforme avanzaban los años, pues iba siendo mayor, igual que ahora mismo es mucho mayor que antes también. El hecho de la propia evolución del juego, del fútbol, y del reglamento también influye. Ahora, por ejemplo, el talento está mucho más protegido que antes. Eso es una realidad y eso es bueno para el espectáculo y para el fútbol. Después, está la televisión, que lo fiscaliza todo.
Fue un poco el conjunto de todo. Cada uno fuimos un poco producto de nuestros tiempos. Y ya te digo, fueron, gracias a Dios, 18 años en la élite, yo creo que habría muchas más cualidades, solamente por ser duro uno no aguanta ese tiempo.
Un tándem inexpugnable y temido en Sevilla
Formó una de las parejas, seguramente, más recordadas, o más carismáticas, del fútbol español en lo que va de siglo con Javi Navarro. ¿Qué recuerdos tiene de esos años? ¿Cómo era la coexistencia entre ambos?
Lógicamente los recuerdos son muy buenos, muy bonitos. Ya un poco nos asalta la nostalgia, ese pasar del tiempo. Pero sí, al final fuimos el eje de la zaga de ese Sevilla, de principios del siglo XXI. Era un Sevilla en crecimiento. Se consiguió ascender de Segunda, consolidarse en Primera División, empezar a disputar competiciones europeas, empezar a ganarlas. Y todo eso, con Javi. Yo creo que tuvimos la fortuna de prácticamente compartir dupla defensiva durante cinco temporadas enteras. Son muchos años, son muchos partidos. Y eso, cuando el Sevilla empezaba ya de nuevo a ganarse el respeto de todos. En aquel equipo éramos parte importante, junto con todo el resto de compañeros. Pero sí que, de esa seguridad defensiva, nacía todo nuestro fútbol.
¿Qué rivales eran los más difíciles a los que se enfrentó o los más complicados que tuvo que defender?
No descubro nada. Yo creo que la liga española siempre ha sido un fútbol importador de talento, porque lógicamente es un fútbol ofensivo que importaba jugadores talentosos en media punta o delantera de otros países. Ahora la Premier nos ha adelantado, pero siempre entre Inglaterra, Italia y España han estado los mejores jugadores. Y tenías que enfrentarte casi siempre a los mejores, con lo cual, había que hacerlo muy bien para poder estar ahí. Normalmente, ¿quiénes son los que tienen más recursos? Pues hablamos del Barça, del Madrid, del Atleti... Los que tienen casi siempre las mejores armas ofensivas. Y nosotros teníamos que contrarrestar eso. Nuestro éxito era que no brillasen los delanteros de los rivales, claro.
¿Qué análisis haces de la situación actual del Sevilla? A falta de los fichajes que lleguen, ¿confías en que el equipo evite el descenso?
Ojalá no se repitan las dos temporadas anteriores, que han sido de mucho sufrimiento, y en las cuales, lógicamente, a nivel presupuestario y económico, el Sevilla está en una situación mucho más precaria que antes. Y al final, esos pecados tienes que pagarlos, pero, ojalá, ojalá no sea así. Quedan todavía los últimos días del mercado de fichajes. Se oficializó hace poco la salida de Badé, y puede que haya más salidas, tiene que haber entradas... No sé, yo sé que hasta que no llegue el día 1 de septiembre, probablemente, todos los equipos no sabrán realmente cuáles van a ser las armas futbolísticas.
Incluyendo a Almeyda, el Sevilla acumula ocho entrenadores desde el cese de Lopetegui en 2022. Ahora que usted es técnico, ¿qué opinión le merece este dato y la evidente falta de continuidad que hay en el banquillo de Nervión? ¿Afecta al equipo?
Sin duda alguna. Además, ya no son percepciones, son estadísticas y son números. Entonces, cuando un equipo cambia tanto de entrenador es porque no está contento con lo que se desarrolla, es porque hay, casi siempre, más déficit. A veces se acierta con esos cambios, muchas otras veces no.
Está superdemostrado, si tú haces un repaso de equipos que ganan títulos, de equipos que consiguen clasificaciones europeas, de equipos que consiguen ascensos, de equipos que tienen éxito, casi todas las campañas, casi todas las temporadas, suele ser con una misma idea y con unos mismos profesionales, desde el principio hasta el final.
Cuando hay cambios, pues a veces puede resultar, pero para objetivos muy ambiciosos, como decía aquel, los partidos se empiezan a ganar en julio, cuando no empezó ni la pretemporada. Ahí es cuando empiezan los partidos de las temporadas.
Su llegada y adaptación al Dream Team de Cruyff
Mirando un poco más atrás a su carrera y exequipos, usted pasó por aquel Barça de Cruyff.
Yo llego al Barça en el verano de las Olimpiadas de Barcelona, el verano del 92. Ronald Koeman había metido el famoso gol que fue la primera Copa de Europa, y yo llegué a los 10 días. O sea, a los 10 días de la rúa, de todo lo que había ahí. Nando se había ido al Madrid y yo me fui al Barça. Y a mí me tocó ganar la Liga, ganar la Supercopa de Europa y ganar la Supercopa de España.
Nos eliminó de la Copa de Europa, creo que fue el Spartak de Moscú, fue una pequeña tragedia, porque después de ganarla, que te eliminen tan pronto, pues no se asimila bien. Pero tuve la fortuna de estar en el Dream Team y de aprender muchísimo y el privilegio de estar con Johan Cruyff, que en paz descanse.
La siguiente pretemporada, en la que llegó Romario, también estuve, pero al final, con el mercado casi cerrado, me marché al Racing.
¿Cómo era trabajar con Cruyff?
Ya con el paso del tiempo te das cuenta, Johan no fue un inventor de nada, él se trae la concepción y el fútbol de Rinus Michels, que se practicaba en los Países Bajos, aquel fútbol total, y lo que sí tiene es la gran valentía y el carácter suficiente como para, en un club como el FC Barcelona, ser capaz de implantar esa manera de jugar cuando nadie jugaba así, absolutamente nadie, en España. Entonces, tuvo esa valentía, al principio le costó, porque claro, para jugar así, ningún futbolista de los que tenía el Barça, en un principio, entendía lo que tenía que hacer, pero, poco a poco, fue forjando el equipo, fueron dos años al principio más duros, pero ya cuando yo llego al Barça recién campeón de la Copa de Europa, está aquel famoso Dream Team, de Stoichkov, de Laudrup, de Zubizarreta, de Beguiristáin, de Bakero, de Guardiola, etc. Es que eran todos muy buenos. Era una gozada verlos jugar, y a veces me tocaba entrenar hasta sufrir, por intentar asimilar todos los conceptos que los compañeros ya tenían y tú llegabas no, al ser nuevo.
Supongo que está viendo también al Barça de Flick, ¿cómo ve al equipo?
Yo al Barça de Flick lo veo muy bien. Lo veo muy bien porque creo que tiene ciertas similitudes con aquel Barça de Guardiola cuando, en su primer año de entrenador, tenía un grupo con un talento brutal, porque había seis o siete futbolistas de un talento tremendo, y además se une el hambre que tenía ese grupo. El hambre de los Pedrito, de los Busquets, de los Valdés, de los Piqué, toda esa hambre de esos chicos que subían entonces, que tenían poca experiencia, pues ahora compáralos con los Cubarsí, con los Lamine, con los Fermín, o con los Pedri, ya te digo, veo muchas similitudes. Y esa mezcla ahora mismo que tiene de veteranos, buenos veteranos, y juventud que se quiere comer el mundo, pues es un equipazo y lo normal y lo lógico es que bien dirigidos pues vayan todavía más.
Su rol en el Atlético de Madrid del doblete
¿Qué recuerda es su paso por el Atlético de Madrid?
Pues es otro grande. Lo recuerdo también, pues con mucho cariño. Ahora el Atleti está instalado entre los mejores, con el Cholo y gana títulos, pero entonces tengo la fortuna de llegar al Atlético de Madrid de Radomir Antic, que ganó el doblete y que era un equipazo, con los Simeone, Caminero, Pantic…
Todo aquel equipo que también era otro equipazo y que me dio la oportunidad de volver a jugar no solo en Europa, sino en la Copa de Europa. La Champions con el Atlético de Madrid. Fue un año en el que jugué algo más que el año del Barça, pero también había una competencia brutal.
¿Sabes qué pasa? Que he tenido, no sé si la fortuna o no, de llegar al Barça y al Atlético de Madrid, posiblemente, cuando tenían de los mejores equipos de su historia, cuando más difícil era jugar.
¿Cómo ve al Atlético actual y el plantillón que está preparando?
Pues seguramente será competitivo también, no te quepa duda, porque ya el carácter y la exigencia del Cholo se plasma así. Si no, no juegas allí. Y, como tú dices, se han gastado mucho dinero. Ya el año pasado lo hicieron. Yo creo que están en ese proceso de intentar acercarse a los dos grandes transatlánticos. Lógicamente, el Atlético de Madrid es un grande, pero es consciente de que tiene que hacer las cosas muy bien para competir de tú a tú, especialmente en competiciones que duren, que no sean de eliminatorias, que duren más partidos.
Un sueño cumplido en Zaragoza
¿Qué recuerdos tiene de aquel debut con el Zaragoza y de aquellos comienzos en un equipo que era un clásico en Primera?
Esto sí que da nostalgia y tristeza ahora mismo. Porque el Real Zaragoza, fíjate, yo debuto en el año 89, y la temporada que debuté, el tercer partido que tuve que jugar ya era Copa de la UEFA, la actual Europa League. O sea, estábamos hablando de ese nivel del Real Zaragoza. Siempre entre los 10 primeros, en Primera división. Y ese fue cumplir mi sueño de niño. Yo soy aragonés de nacimiento y mi sueño de niño, yo iba con mis padres, con mi abuelo, a ver al Real Zaragoza, a la Romareda, y yo soñaba con jugar en el Real Zaragoza. Ese era mi sueño. Entonces, el poder conseguirlo y poder disfrutar tres años entre los mejores equipos de España, jugar en Europa, la verdad que da mucha nostalgia. Porque ahora creo que ya son 13 temporadas seguidas en Segunda división y ya va tocando que Zaragoza pueda disfrutar otra vez de la Primera división. Es que hay muchos niños que casi no han visto jugar ni a Cristiano, ni a Messi, que no los han visto en Zaragoza, o que no han visto al equipo en Primera.
Y sobre eso le quería preguntar, ¿cómo ven el proyecto del equipo con Gabi para intentar, bueno, volver a la categoría en la que muchos lo conocimos?
Yo creo que se están poniendo ya bases sólidas. La situación económica que ha sido tremenda, de hace unos años, que te lo fiscalizaba todo y que prácticamente no podías competir, que siempre salías con un presupuesto del doceavo para abajo, ahora ya no es así, y esta temporada en concreto tienen que jugar en otro estadio, ya que está remodelando la Romareda para el Mundial de España, pero la situación económica es otra. La propiedad tiene ganas, tiene intención, creo que los profesionales del área deportiva también, y conocen la categoría.
Yo creo que poco a poco se va a estar cerca ya de luchar por devolver al Zaragoza a Primera división.
Hablando de equipos que están intentando y que están armando proyectos poco a poco más ilusionantes para volver, encontramos al Racing, otro equipo suyo, ¿cómo lo ve?
Es verdad, el Racing es otro equipo que históricamente ha sido un ascensor. En Primera se sufría más, en Segunda estabas entre los mejores. Y están también en el camino, la verdad que sobre todo en los últimos años ha habido un poder de atracción tremendo del club con la gente joven en Cantabria y ahora mismo vas al Sardinero y está plagado de chicos y chicas jóvenes, de mucha ilusión y ya te digo, es una ciudad maravillosa, un sitio en el que yo fui muy feliz. Yo al Racing lo defendí durante cinco temporadas porque me retiré en el Sardinero, el último partido de mi trayectoria profesional fue allí, con una camiseta del Racing y bueno, son cosas que no se olvidan nunca, también les deseo lo mejor. Donde te han tratado bien y te han querido, hay que desearles siempre lo mejor.
Un estudiante y deportista ejemplar
Hablando ahora de temas un poco diferentes, usted fue un entre comillas, quizás no pionero, pero sí de los primeros casos mediáticos de compaginar estudios y carrera futbolística. Usted es licenciado en medicina, nada menos, una de las carreras de acceso más complicado, al menos en muchos sitios.
¡Y de las más largas, Óliver! Sobre todo, larga (ríe). Si eras buen estudiante, eran seis años, o sea que encima jugando al fútbol tú verás.
Fue una evolución de aquel niño de Zaragoza que quería ser futbolista, que soñaba con ello, pero que en casa tenía muy claro y te lo recordaban todos los días, que lo más importante era formarte y estudiar, y eso no había que olvidarlo nunca. Y bueno, poco a poco te vas haciendo mayor, te vas haciendo hombrecito, y llega un momento en el que te ponen el primer contrato profesional encima de la mesa, muy bajito y con muy poco dinero, no tiene nada que ver con los de ahora, pero en los que ya te planteas que, estando ya en segundo de carrera, pues oye, aunque te cueste más, ¿por qué no seguir? Y además, sabiendo, porque me lo recordaban a diario, que la vida del deportista y del futbolista a los treinta y pocos la tienes que dejar, tienes que formarte y tienes que ser una persona también de provecho y de valores. Y fue esa evolución, el fútbol empezó a ganar importancia en mi vida, lógicamente, ya no puedes seguir el ritmo de los años de estudio y de los compañeros que estudian contigo, pero sí puedes seguir con ello y al final, aunque te cuesten más años, cambios de expedientes, estudiar en cuatro facultades diferentes, al final lo consigues acabar y luego hasta saqué la especialidad de Medicina del Deporte que conseguí en la Universidad de Cádiz, ya cuando me retiré.
Muy meritorio, además muy ejemplar, porque obviamente es como ha dicho, era súper complicado, en una época en la que además todas las herramientas telemáticas y online de hoy día no existían.
Nada, nada, existían las fotocopias y ahí está, y tomar apuntes y pedírselos a compañeros. Eso era así, bueno. Como decía antes, nos hemos hecho de nuestros tiempos y fue de esa manera.
Yo recuerdo también que no era el único. Por ejemplo, el actual médico del Real Valladolid, Alberto, que fue delantero centro de Racing, el médico también del Atlético de Madrid, Oscar, que fue del centrocampista del Sporting de Gijón, y hay gente del baloncesto como Corbalán, Del Corral,… No éramos muchos, pero algunos éramos. Posteriormente, ha habido alguno más, como Granero.
Ahora que me toca a mí entrenar, yo siempre agradezco que mis futbolistas tengan más inquietudes más allá del fútbol, y si son los estudios, pues mejor, y yo nunca dejaré que falten a un examen por un entrenamiento, el permiso conmigo lo tienen casi asegurado.
Desde perspectiva de entrenador, ¿considera que cuando un jugador quizás tiene este tipo de inquietudes, le aporta también en el campo, a nivel quizás de lo que se llama el IQ ahora, o algún tipo de sensibilidad, no solo en lo personal, sino también a nivel profesional, a nivel de jugador?
Sí, sí, sin duda alguna, además es que digo, por varias experiencias, el hecho de luego el mismo entendimiento del juego, el mismo entendimiento de tener una serie de obligaciones, digamos, o de hábitos, que te marca el estudio, te sirven para el deporte, después el respeto de los compañeros… Sí, aporta mucho, que no quepa duda.
Al final la formación nunca sobra, siempre ayuda, y que luego se pueda trasladar a la vida de cada uno, pues ya cada uno elige su camino.
Ya para acabar, una otra de un poco de actualidad, aunque la hemos tocado un poco al mencionar que entrena, ¿a qué se dedica Pablo Alfaro, ahora en 2025?
Bueno, pues mira, ahora mismo, como estamos ya en agosto, y no hemos empezado ningún proyecto en verano, pues lógicamente ya pendientes de las competiciones, pendientes de cómo marchan los equipos, siempre con la maleta en la puerta, dispuesto a que pueda haber alguna oportunidad, que sea interesante, obviamente, y bueno, colaborando con medios de comunicación. Y pendiente también de mis tareas de padre, con mis hijos.