Ser entrenador del Sevilla era todo un premio hasta hace no mucho. Julen Lopetegui, por ejemplo, tuvo ese privilegio durante exitosas temporadas. Mantuvo un nivel constante y regular en LaLiga EA Sports y conquistó la sexta Europa League allá por 2020. Su llegada a Nervión trajo consigo estabilidad y calma, pero esta plácida situación desapareció cuando fue despedido en octubre de 2022. Y ya van cuatro entrenadores desde entonces.

La segunda etapa de Jorge Sampaoli fue caótica, Luego, José Luis Mendilibar volvió a ilusionar a una afición hastiada. Nadie pensaba en la posibilidad de conquistar el séptimo título continental, pero llegó por sorpresa en una oda al pragmatismo. El técnico vasco renovó y, sin embargo, perdió su puesto tras un dubitativo inicio de campaña. Los máximos responsables de la entidad depositaron su confianza en Diego Alonso, que apenas ha durado un par de meses.

El último triunfo en la competición doméstica data del 26 de septiembre, hace casi tres meses, y esa es la prioridad de Quique Sánchez Flores, que dirigirá al equipo en el duelo de este martes -visitan al Granada-. Prueba de fuego para empezar porque ganar a un rival directo sería clave de cara a coger distancia respecto al descenso. El cuadro nazarí, penúltimo en la tabla, está entre los principales candidatos a perder la categoría.

Sánchez Flores es un entrenador de sobra conocido para el aficionado. Más allá de su exitosa carrera como jugador (perteneció al Real Madrid durante un par de cursos), ha estado al frente de hasta cuatro clubes españoles: Getafe -donde más temporadas ha estado-, Valencia, Atlético de Madrid y Espanyol. Además, también pasó por las filas de Benfica, Watford, SH Shensua, Al-Ahli y Al-Ain. Y ahora, tras más de medio año en el paro, le toca asumir un reto mayúsculo en el Sánchez-Pizjuán.