El Sevilla tiene un problema menos. El descenso se puede observar desde un panorama distante. Las supocisiones y dudas sobre la permanencia del cuadro hispalense se han disipado gracias a la sufrida victoria por la mínima contra Las Palmas en el Ramón Sánchez Pizjuán.
Fuera del descenso, surge una nueva incógnita:¿Cómo se puede calificar la temporada del Sevilla? ¿Se han cumplido las expectativas? La afición nervionense tiene dos respuestas duras: la temporada del Sevilla no ha sido la esperada y el plantel, pese a salvar la permanencia, continúa en deuda con una hinchada que espera tiempos mejores.

Un polvorín pese a la salvación
La salvación, en lugar de traer un aire de tranquilidad en el ambiente del Sevilla, no ha significado grandes cambios respecto al fin de semana, cuando un grupo de aficionados "radicales" intentó ingresar a la sede del club y obligó a los jugadores a pasar la noche por motivos de seguridad en la ciudad deportiva.
La tensión interna, la lucha de poder y la mala gestión deportiva durante los dos últimos años (la más reciente campaña positiva del Sevilla fue en la 2022-2023 cuando ganaron la Europa League) generan incertidumbre en la hinchada, que no ha bajado la guardia.
Tras el pitido final ante Las Palmas, la afición coreó "Junior vete ya" (en referencia a José María del Nido Carrasco). También hubo cánticos que pedían la dimisión de la directiva. El Sevilla acumula 81,7 millones de euros en pérdidas, según 'El Español'. Las finanzas se ven afectadas por la falta de equilibrio de las últimas campañas y el club necesita mejorar y evitar los cambios constantes de entrenadores, tal y como ocurrió en el presente curso con la salida de García Pimienta y la llegada de Caparrós.