Cabía la opción, y así se lo propuso el club blanco al Fenerbahçe, de que el joven prodigio se quedara un año más madurando en el fútbol turco. Los dirigentes otomanos estaban encantados, pero fue el propio jugador quien lo rechazó. 

Güler, a pesar de sus 18 años, lo tiene claro. Con todos los cantos de sirena que le estaban llegando no pensó por un momento quedarse en su país. Quería dar ya el salto a una liga más competitiva y de entre todos los candidatos eligió el Real Madrid y España. 

El problema es que a su edad necesita jugar. Y la competencia en el cuadro blanco, incluso sin saber qué pasará con Mbappé es brutal. 

En su puesto ideal, el de 10, jugará Bellingham, siempre y cuando Ancelotti se decida por el cambio de sistema. Pero si sigue con el 4-3-3, por la derecha del ataque, donde él juega a pierna cambiada, aparecen Rodrygo, Brahim e incluso Fede Valverde. Por la izquierda, es intocable la gran estrella, Vinicius. 

De ahí que la idea sea ver dónde encaja Güler. Tendrá la pretemporada en Estados Unidos para probar que ya está lo suficientemente maduro como para formar parte del primer equipo. Y si no, se le intentará convencer para que se ruede en otro escenario sin tanta competencia.