La decisión de Kylian Mbappé de no prolongar su estancia en París más allá de esta temporada era el gesto que estaba esperando la entidad que preside Florentino Pérez para seguir interesado en contratar a la megaestrella francesa. 

No querían volver a dejarse la piel en negociaciones complicadas, en presiones de su agente -su madre-, en una subasta privada con el PSG para sacar más dinero al mejor postor. Tras lo sucedido hace dos años, la hoja de ruta la tenía muy marcada el Real Madrid: nada de movimientos reales hasta que el delantero no fuera claro y dijera que no seguiría en el club presidido por Al-Khelaifi. 

Una vez comunicada de forma privada esa decisión sobre su futuro de acabar el 30 de junio su etapa en el Parque de los Príncipes, ahora sí comenzarán a moverse los blancos. 

En todo caso, no será nada fácil cerrar un acuerdo. No hay muchos rivales que puedan afrontar su fichaje. Quizás el Liverpool. Pero deberá hilar muy fino el Madrid para asegurarse su firma sin que afecte al ecosistema del vestuario blanco ni deportiva ni, especialmente a estos niveles, económicamente.