El Valencia es un polvorín desde hace muchos años, desde que Peter Lim lo compró como un juguete del que se aburrió demasiado pronto. Desde entonces, sobrevive con lo que puede, destroza mitos como el que devora comida en un bufé y cambia de entrenador como el que tiene cromos repetidos. Ahora le ha llegado el turno, tras Rubén Baraja, a un valenciano sin experiencia en LaLiga como Carlos Corberán, que viene de hacer las cosas bien, en la Championship, con el West Bromwich Albion, y por el que han pagado más de dos millones de euros.
Y como no puede ser de otro modo, el nuevo técnico ha asegurado que dará "lo mejor de mí mismo" en este reto que es dirigir al equipo de su tierra. "He crecido en una casa, la de mis abuelos maternos, donde encima de la estufa del salón estaba el escudo del Valencia. Soy valenciano y es un sentimiento que yo he heredado", ha recordado para hacer ver lo implicado que estará más allá de su obligación como entrenador.
Su primera misión será la de conocer a sus nuevos jugadores, a los que ya ha analizado, y sacar lo mejor de ellos. "Estoy convencido que estos jugadores pueden dar más nivel porque les he visto. Mi objetivo va a ser recuperar el máximo nivel que soy consciente que ellos tienen. Tengo el sincero deseo de recuperar la ilusion de todas las personas que la perdieron".
Eso sí, es consciente, porque así se lo han dicho el director deportivo, Corona, y la presidenta, que el Valencia se reforzará en enero. "Vengo a trabajar con los jugadores que están, a partir de ahí el Valencia sé que está trabajando, desde antes de mi llegada, para reforzar en aquellas necesidades que se consideren. A partir de ahora, mi impresión estará ahí, diagnosticaremos lo que necesitamos. Pero el grueso para cumplir el objetivo es el de los jugadores que están", ha recalcado.