Italia empezó con mal pie en Rumanía: los hombres de Paolo Nicolato perdieron 2-1 contra Francia sub-21, aunque jugaron un buen partido, estropeado por varios errores arbitrales que favorecieron a los Bleus.
La primera parte fue equilibrada tanto desde el punto de vista de las acciones como del resultado, que era de 1-1 en el minuto 45. Los franceses, que empezaron mejor, encontraron la ventaja en el minuto 23 con un taconazo de Kalimuendo a centro de Kalulu, justo después de frustrar un peligroso cabezazo de Scalvini.
Menos de un cuarto de hora después, sin embargo, los Azzurrini encontraron el empate, gracias a una invención de Sandro Tonali que remató Pellegri, quien firmó el gol con un cabezazo.
La segunda parte, sin embargo, estuvo llena de polémica, con una serie de decisiones arbitrales que costaron caro a los hombres de Nicolato. A los pocos minutos de la reanudación, de hecho, Kalulu golpeó visiblemente el balón en su propia área con el brazo, pero la ausencia de VAR no favoreció a los azzurri, y el francés quedó impune a pesar de la polémica.
Unos diez minutos más tarde llegó la nueva ventaja de los Bleus, de nuevo aderezada por las protestas del rival. Fue Barcola quien firmó el 2-1, pero la acción se había iniciado a partir de una evidente falta sobre Okoli que, una vez más, quedó impune.
Dos descuidos arbitrales condicionaron inevitablemente el partido, que también vio la expulsión del defensa francés Loic Bade, central del Sevilla, en el minuto 83. La enésima burla de una tarde para olvidar para Italia llegó en el minuto 91, cuando Bellanova empujó el balón hacia la red con un cabezazo que fue interceptado por Lukeba, quien desbarató el disparo del centrocampista con una milagrosa parada, que, sin embargo, parecía muy por encima de la línea de gol.
Los Azzurri se esforzaron por conseguir al menos un valioso punto, pero a pesar de una actuación que inspira confianza, la aventura europea de los italianos comenzó con una derrota que pesará mucho en la fase de grupos.