Un derbi entre el Fenerbahçe y el Galatasaray siempre es intenso, pero el partido del miércoles adquirió un condimento extra cuando José Mourinho, al final del partido de cuartos de final de la Copa de Turquía, fue a sacudirle la nariz a Okan Buruk, el entrenador rival. La situación causó revuelo y debería valerle un castigo al portugués.
Si se considera conducta antideportiva, el castigo podría ser de entre uno y tres partidos, pero si se considera agresión, podría ser de hasta 10 partidos o 90 días de suspensión para Mourinho.
A la espera de la decisión, el Fenerbahçe emitió recientemente un comunicado en el que defiende al técnico luso y arremete contra Okan Buruk. "Provocó a nuestro entrenador con gestos y palabras y tuvo la osadía de hacer un gesto irrespetuoso con la mano tras cruzar la línea policial", rezaba el comunicado, para después criticar su actitud. "Es obvio que el tirarse al suelo constantemente como futbolista ha pasado al entrenador, es una postura característica", continuaba el texto.
Comunicado al completo
Esta es nuestra declaración sobre Okan Buruk, que se dirigió a nuestro entrenador José Mourinho, que estaba en una conversación con los árbitros, con el pretexto de dar la mano a los jueces después del partido de ayer, pero provocó a nuestro entrenador con gestos y palabras y tuvo la audacia de hacer un gesto irrespetuoso con la mano después de cruzar la línea policial.
Después de que nuestro entrenador le tocara momentáneamente la nariz ante estas provocaciones, la persona en cuestión se tiró al suelo de forma exagerada.
El discurso y el comportamiento irrespetuoso de esta persona, que se tiró al suelo teatralmente con el reflejo de "haber sido alcanzado por una bala" como continuación de este plan, después de las provocaciones que hizo de forma planificada y que sobrepasaron sus límites, son claramente visibles en las imágenes.
El absurdo de una persona a la que le tocan la nariz saltando al suelo y retorciéndose durante segundos y la actuación es conocida por todo el público.
Es obvio que el tirarse al suelo constantemente como futbolista ha pasado al entrenador y es una postura característica.
Está claro que la valoración de las feas provocaciones y lo ocurrido después no debe hacerse unilateralmente, sino con una relación causa-efecto.