El exjugador del Rennes no se cansó de recuperar balones en el centro del campo (6 en total), al tiempo que aportaba su potencia en los lanzamientos.
Una vez que tenía el balón, Camavinga -como es habitual en él- establecía transiciones con facilidad, ya fuera regateando, acelerando o pasando al ataque, lo que permitía a su equipo romper la línea de presión rival con facilidad. Fue un hecho que permitió al Madrid empatar, y hasta el descanso pensó que había marcado su primer gol en la Liga de Campeones. Sin embargo, cuando se analizan algunas de las acciones clave del partido contra el Manchester City, uno se da cuenta de que el francés no estuvo del todo bien en defensa. De hecho, recuperó seis balones, pero también perdió la mitad de sus duelos (6/12), frente a los 6 de 8 que ganó Rodri en el otro bando.
Si bien su fulgor ofensivo fue innegable, un defecto en su juego le hizo vulnerable: el de no tener aún los códigos del perfecto número 6. Porque el martes pasado, por el bien de su equipo, Eduardo Camavinga tenía que ser el centinela que Aurelien Tchouaméni es cada fin de semana, o que Casemiro ha sido durante varias temporadas. El equilibrio del Real Madrid dependía de él, y contra el Manchester City, eso cuenta. Al final, son tres goles encajados en casa, uno o dos de los cuales podrían haberse evitado.
¿Demasiado atraído por el balón?
Si hay algo que debe saber hacer un número 6, es evitar que le atraiga el balón. Lógicamente, es él quien tiene que cubrir una zona clave y muy concreta: el eje de 20-40 metros de su propio campo. Si tu centrocampista defensivo se comporta como un imán para el balón y, por ejemplo, se desvía hacia la derecha porque el balón está en ese lado, alterará el equilibrio de su equipo al olvidarse de marcar su zona.
Los partidos de la Liga de Campeones, y una vez más un Real-City, se deciden por detalles. Y se demostró en el Santiago Bernabéu. ¿Cuál fue la culpa del centrocampista en el primer gol de los Citizens? Que su presión al inicio de la acción fue demasiado precipitada.
Al principio de la jugada, el ex del Rennes estaba demasiado arriba. Su posición estaba un escalón por encima de Toni Kroos, que debía estar en la misma línea que él, y de Dani Carvajal, el lateral derecho. ¿Falta de experiencia o mala anticipación? Sea como fuere, Camavinga se vio atraído por el balón antes de cubrir su zona. Con un pase, Jack Grealish se encontró encarando la jugada desde 50 metros, solo y con la primera línea de presión rota.
El regreso de Camavinga fue demasiado ligero contra un jugador con tan buena protección del balón. El resultado fue que el central tuvo que intervenir para desbaratar una jugada peligrosa, lo que se tradujo en un buen lanzamiento de falta para el rival y en una tarjeta amarilla para Tchouaméni, crucial para la eliminatoria a doble partido, ya que significaba que se perdería el encuentro de vuelta en el Etihad.
El resto es historia. El disparo de Bernardo Silva marcó la diferencia y batió a Lunin. Después, otros incidentes del partido revelaron las carencias de Camavinga. Fue un problema porque, en varias ocasiones, el Manchester City logró zafarse de sus marcadores con dos o tres pases y, o bien sacó un disparo, o bien se encontró en una buena posición de tiro.
Por último, su posición en el gol de Phil Foden también suscita dudas. Algunos señalan a Toni Kroos, que debería haber marcado a John Stones. De hecho, fue Camavinga quien encaró al defensa del City, dejando al joven centrocampista inglés desmarcado. Desde el punto de vista del Madrid, el alemán parecía estar mal colocado, al igual que Rodrygo y Vinicius Jr, que deberían haber ayudado a sus compañeros a presionar a Stones. Sin embargo, fue el oriundo de Miconje quien no cubrió su zona, al verse inicialmente atraído hacia el balón por la izquierda. Toni Kroos, por su parte, gracias a su colocación, estaba bloqueando un posible pase en profundidad para Bernardo Silva.
¿Fede Valverde como antídoto?
Mientras Carlo Ancelotti se rasca la cabeza y reflexiona sobre la estrategia a adoptar ese día, Davide Ancelotti, Francesco Mauri y Simone Montanaro afinan los pequeños fallos que encontraron en el partido de ida. Y no cabe duda de que han sido detectados. La pregunta para la plantilla del Real Madrid es: ¿cómo aprovechar al máximo las cualidades de Eduardo Camavinga sin que tenga que preocuparse por ningún fallo defensivo? La respuesta es Fede Valverde.
El uruguayo, que en la ida jugó en la banda derecha del 4-2-3-1, será reubicado en la vuelta, lo que garantizará al Real Madrid un mayor equilibrio defensivo. Es un papel que ya ha desempeñado en el pasado, tanto en temporadas anteriores como en la actual. Durante el derbi madrileño de Liga en el Santiago Bernabéu, Valverde, que se encontró en el doble pivote con Toni Kroos, contribuyó mucho al aspecto defensivo y al marcaje de Antoine Griezmann. Aquella tarde, Camavinga se había colocado un escalón por encima de él, precisamente con el objetivo de tener la mayor libertad posible a la hora de poner el balón en movimiento.
Naturalmente, su recolocación conllevaría la de otros jugadores y cabría esperar un cambio táctico. Rodrygo debería volver al flanco derecho del ataque, mientras que Vinicius Jr. se reposicionará mucho más a la izquierda, su banda preferida. En cuanto a Jude Bellingham, al que apenas se vio en ataque en el partido de ida debido a su posición más retrasada de lo habitual, se espera que dé un paso adelante.
¿Será la alineación inicial un 4-2-3-1 como en la ida o un 4-2-2-2? Habrá que esperar al resultado de este miércoles por la noche. Pero a medida que avance el partido, seguramente será un híbrido de los dos. Habrá una sucesión de permutaciones, todos tendrán que hacer los esfuerzos defensivos necesarios y todos tendrán que presionar muy arriba cuando el partido lo exija. Y es en este contexto en el que el Real Madrid espera que Eduardo Camavinga sea tan importante como lo fue en el partido de ida desde el punto de vista ofensivo.