La gran sorpresa de la nueva convocatoria de la selección de México de fútil es, sin la menor duda, Hirving ‘Chucky’ Lozano, quien vuelve al representativo nacional tras poco más de un año de su última participación con ‘El Tri’ y a 10 meses de la Copa del Mundo que se jugará parcialmente en casa.
El equipo de Javier Aguirre se alista para enfrentar durante septiembre en juegos amistosos a Japón, en Oakland, y Corea del Sur, en Nashville. Una oportunidad que sabe a revancha para Lozano, quien en la mente de los aficionados mexicanos, se quedó congelado en el tiempo tras aquel gol frente a Alemania en Rusia 2018, que a la postre sería el único del partido y que provocó un terremoto emocional en todo el país.
Y aunque las virtudes de Lozano como futbolista no sobran en el fútbol mexicano y puede ser una nueva arma de desequilibrio que ‘El Vasco’ viene buscando para mejorar el accionar ofensivo de ‘El Tri’, el canterano del Pachuca dista mucho de ser el jugador de élite que fue durante mucho tiempo.
Un año de muchos cambios
La última vez que Lozano había vestido la camiseta de México había sido en marzo de 2024, cuando el cuadro nacional afrontó la fase final de la Nations League: una semifinal contra Panamá y una final habitual frente a Estados Unidos. Desde entonces, el ágil extremo ha tomado decisiones importantes que recodificaron su carrera y su vida,
Tres meses después de esa última convocatoria, Lozano se dejó convencer por los dólares de la MLS y por el proyecto de su nueva franquicia en San Diego, California. Una decisión que le acarreó severas críticas desde lo deportivo por claudicar su etapa europea y encaminarse a un retiro con tan sólo 30 años.
No obstante, ’El Chucky’ quiere despejar todas esas críticas que lo colocan más cerca de la jubilación deportiva que de un nivel competitivo con el que México pueda ilusionarse en Mundial del próximo año. Lozano está convencido que puede serle útil a Aguirre y tendrá pocas oportunidades para demostrarlo.
Un nuevo contexto
A la par de los cambios en su carrera, Lozano encontrará en la Selección Mexicana un panorama diferente en el que tendrá que comprometerse a ser un oráculo para una camada nueva que ha venido pisando fuerte en su ausencia. Con dos mundiales jugados, ‘El Chucky’ tendrá que asumir un rol de liderazgo que no se sabe, a ciencia cierta, si podrá asumir desde su personalidad poco habituada a alzar la voz en los grupos que ha conformado.
No obstante, el campeón con el ferviente Napoli de Italia tiene claro que el Vasco no pretende de él sólo lo que puede hacer con sus pies, sino que tendrá que predicar con el ejemplo desde su experiencia y en un vestuario que se ha ido conformando con el correr de los meses desde las cenizas que dejó la dolorosa eliminación de Catar 2022 hasta un equipo que se empieza a parecer de a poco al pundonor y el coraje de Aguirre bajo la simple premisa de que se puede perder en el juego pero no en la actitud mostrada dentro del terreno de juego.
El llamado de Lozano también ha significado un cierre, al menos así parece, con una serie de polémicas sobre un supuesto mal comportamiento por parte del futbolista que habría dejado descontento a Aguirre. Diversos reportes indican que el Vasco no tomó nada bien un rechazo de ‘El Chucky’ a un llamado a la Selección Mexicana durante sus primeros meses al mando y que eso habría provocado su larga ausencia.
Eso ha sido, probablemente, lo más complicado que ha hecho Lozano en los últimos meses: revertir la situación con el entrenador mexicano. Porque Aguirre tiene claro que lo que pueda hacer tácticamente con los jugadores que termine eligiendo para la Copa del Mundo es un espectro limitado a las habilidades de los futbolistas. Es lo mental en donde el técnico nacional ve un margen desde donde pretende construir una aptitud distinta y favorable en pos del equipo. Si Lozano puede entrar o no en esa dinámica será cuestión de tiempo.