La gala de Nochevieja que se organizó en el reestreno de La Cerámica disfrutó durante 45 minutos de todo el cotillón que se necesita para que el fútbol sea lo que es. Más allá de los colores, en el estreno de este remozado y bonito estadio, Villarreal y Valencia se olvidaron de especular y fueron desde el primer segundo a por la victoria. A veces, de manera inconsciente, con demasiado atrevimiento y dejando espacios a sus espaldas que el rival podría aprovechar. Pero qué alegría jugar y ver jugar así. Porque se suceden las ocasiones, porque hay ritmo, porque hay calidad y porque no se le ponen cortapisas sino que se fomenta la explotación del talento. Setién y Gatusso se merecen el aplauso por ello aunque luego los resultados manden y alguno se complique la vida.
El duelo valenciano fue agradecido para el espectador neutral desde el saque inicial. No habían pasado ni 40 segundos cuando Gerard Moreno falló lo que hasta una vedette con tacón de aguja no perdonaría: sin portero, a dos metros de la meta, con el balón en su pierna buena, el 7 lo echó fuera. Incomprensible, más todavía en un goleador contrastado como él.
También falló Capoué unos minutos más tarde, más por mérito de Mamardashvili, en lo que fue un inicio monumental de los anfitriones. Con el Valencia muy abierto, los amarillos encontraban por dentro los espacios que se le negaban por las bandas.
Pepe Reina aparece
Gatusso reaccionó y mandó a los Samus, Castillejo y Lino, retrasar unos metros su posición y ayudar más en defensa. Agua bendita. Recuperó la posesión y con Nico de maestro de ceremonias encontró los caminos hacia Pepe Reina, que volvía a ser titular con el Villarreal 17 años y 7 meses después de su marcha al Liverpool. El veterano portero hizo dos grandes intervenciones ante Lino y Cavani, pero en otro disparo postrero del brasileño, su rechace le quedó franco a Cavani y el Matador no perdonó. Armó su arco con la izquierda y disparó una flecha al corazón de la escuadra. Golazo.
La respuesta local fue inmediata. Chukwueze y Yeremi Pino pusieron en práctica sus diabluras para lucimiento de Mamardashvili, quien se hizo gigante en momentos en los que su equipo se echó atrás para protegerse. Superado el temporal, o eso parecía, los che se estiraron. Era una trampa. Con las líneas enemigas muy adelantadas, Parejo se hizo con la bola, conectó con Gerard Moreno y este ya sabía dónde estaba Chukwueze. El control del nigeriano fue espléndido y le dejó en el mano a mano con el cancerbero que esta vez no pudo evitar el tanto del empate. Una maravilla de acción técnica desde el inicio de la jugada hasta su definición. Belleza sublime en tres toques.
Al descanso, más control, menos espectáculo
Como en casi todas las fiestas, cuando el cansancio empieza a hacer mella, el ritmo endiablado tiende a bajar. Se pasó de la bendita locura de la primera mitad en la que no había un mañana a una serenidad en la que ninguno de los protagonistas se atrevía a lanzarse a tumba abierta. Los ataques se redujeron y las oportunidades claras también. Cuando buscaron los técnicos piernas frescas, el más favorecido fue el Villarreal.
Ya había avisado con un gran disparo Gerard Moreno al cuarto de hora del reinicio al que respondió con una mejor mano Mamardashvili, pero la ocasión de oro llegaría en el minuto 88 con un córner sacado por Parejo que remató colgándose del nuevo techo móvil de La Cerámica Juan Foyth. El argentino se encontró solo en el salto porque el portero valencianista chocó en su salida con su compañero Diakhaby. Fuego amigo se llama esto porque si el central hubiera estado a lo suyo, que era defender y no hacer la estatua, el gol podría haber sido evitado. Pero subió al marcador para confirmar el triunfo del Villarreal que pudo anotar el tercero con un tiro de Capoué al larguero. Como también pudo igualar el Valencia con un testarazo de Samu Castillejo en la prolongación que se marchó fuera.
Mejor estreno de su nueva casa para los castellonenses, venciendo además a su rival regional, imposible.
Jugador Flashscore del partido: Samu Chukwueze (23).