Casi 15 años dura ya la sequía de trofeos del Tottenham, un largo periodo para un equipo que pretende considerarse dentro de los grandes de Inglaterra. El último tropiezo llegó en la quinta ronda de la FA Cup contra un club de segunda división. La falta de acierto de cara a puerta les volvió a privar de obtener el triunfo.
Tras más de 17 disparos sin conseguir un gol, el Sheffield aprovechó la falta de puntería londinense para marcar en el único tiro a puerta que realizó en todo el partido. El 1-0 llegó en el minuto 79’ de la mano de Iliman Ndiaye y el marcador no se movió más.
Lo mismo les sucedió a los chicos de Antonio Conte (53) en la ida de octavos de final de Champions League contra el Milan. Los ingleses tuvieron el balón, llegaron al área rival, dieron sensación de peligro, pero los que se llevaron la victoria fueron los rossoneri anotando en la primera acción del choque.
Según van las cosas, remontar esta eliminatoria en la vuelta en su estadio es la única opción que le quedaría al Tottenham para mantener vivas las esperanzas de conquistar algún título en el presente curso. Aunque es mucho elucubrar, ya que de continuar en la máxima competición continental tendrían que verse las caras con los equipos más potentes de Europa.
Un siglo casi en blanco
Los ‘Spurs’ solamente han tocado una copa de campeón en una ocasión en lo que llevamos de siglo XXI. Fue en 2008, cuando vencieron en la final de la ahora denominada Carabao Cup por 1-2 al Chelsea con goles de Berbatov y el ex del Real Madrid Jonathan Woodgate.
Para encontrar de nuevo al Tottenham en lo más alto del podio tenemos que remontarnos a 1999, también en la Copa de la Liga Inglesa. En aquella ocasión se impusieron 0-1 al Leicester City. Si nos vamos al campeonato doméstico, encontramos que no lo ganan desde 1961.
Con el cuarto puesto que ocupan ahora mismo en la tabla clasificatoria de la Premier League, a 15 puntos del líder, pinta complicado que su mala racha sin títulos se dé por concluida este año. Parece que los aficionados de los ‘Spurs’ deberán esperar un poco más para volver a acariciar la gloria con sus manos.