Las victorias del Cádiz en Valencia y del Celta en Elche, junto con el empate del Espanyol ante el Girona, habían puesto al Sevilla en la complicada tesitura de verse obligado a ganar sí o sí, pese a contar con multitud de bajas, para no comenzar a quedarse demasiado hundido en la clasificación, puesto que arrancaba el partido en el penúltimo puesto, tan solo por encima de un equipo ilicitano que, para su desgracia, casi ni cuenta ya en la batalla por la salvación.
Su rival, el Getafe, no era a priori el más indicado para andar con prisas y llegaba con ganas de olvidar la dolorosa derrota en Copa contra el Levante en la que los madrileños concedieron demasiadas ocasiones a los granotas a balón parado y quedaron eliminados.
La estrategia del combinado azulón, como venía siendo durante toda la temporada, era clara: defender, defender y defender. Y si se daban las circunstancias adecuadas, tirar de fútbol directo buscando los contragolpes y la velocidad, aunque siempre sin perder la compostura y el orden táctico sobre el terreno de juego.
El Getafe, desde el paso de Bordalás por el club y ahora con Quique Sánchez Flores, disfruta de desesperar a sus rivales llenando el ataque rival de camisetas azules con sus líneas de cinco zagueros y cuatro centrocampistas, lo que le hacía llegar a la jornada 16 en el puesto decimotercero de la tabla.
De este modo, los chicos de Jorge Sampaoli, ante el campo de minas que tenían en el carril central, optaron por atacar por los flancos para buscar centros precisos que encontraran la cabeza de En-Nesyri o de alguno de sus compañeros con un dominio casi total desde el principio del partido. Tras un córner, Jordán pudo abrir la lata, pero su cabezazo se estrelló contra el palo.
Acuña castigó la táctica defensiva azulona
Una racha tan perdedora como la del conjunto hispalense (que no ganaba en liga desde el 15 de octubre y todavía no se había llevado los tres puntos en ningún partido jugado en casa) solo la podía finalizar el más ganador del equipo últimamente, no en vano regresó de sus vacaciones en su Argentina natal con un Mundial en el bolsillo: Marcos Acuña.
En otro de los múltiples centros laterales de los locales, el miembro de la Albiceleste aprovechó un buen envío de Rakitic para peinar el balón y meterlo por la escuadra de la portería de Soria para desatascar un duelo que se les podía complicar de haber llegado con empate en el marcador a la segunda parte.
Tras el gol en otra acción a balón parado, como sucediera ante el Levante, el Getafe lógicamente se vio obligado a olvidarse de defender tanto para buscar la igualada, que pareció llegar cuando Ünal aprovechó un balón suelto para marcar. Su tanto fue anulado por un justísimo fuera de juego por milímetros que seguro que muchos de los aficionados visitantes pensarían que no existió. El propio jugador turco pudo empatar antes del descanso, pero no pudo dirigir bien su remate de cabeza y el 1-0 fue lo más justo por lo visto sobre el césped en los primeros 45 minutos.
El Getafe mereció más en la segunda mitad
Tras la reanudación, los madrileños demostraron que si quieren, pueden. La racanería inicial se transformó en un juego más combinativo y el partido dio un giro de 180 grados, con los visitantes marcando el ritmo y tratando de castigar a la habitualmente endeble zaga sevillana.
Hasta se vio, por primera vez, a Borja Mayoral, que no había podido intervenir apenas en el juego hasta que tuvo una gran ocasión en el minuto 55, pero su cabezazo cuando estaba solo en el área pequeña se fue desviado. Del canterano madridista salió todo el peligro de los suyos en la segunda parte. Primero obligó a Gudelj a estirarse milagrosamente para evitar que Ünal aprovechara un pase de la muerte de su compañero, y poco después llegó la ocasión más clara para el Getafe, cuando el propio Mayoral regateó a Bono y, aunque estaba un poco escorado, falló incomprensiblemente con el arquero marroquí ya batido.
Al igual que el Sevilla mereció el premio del gol por su esfuerzo en la primera parte, en la segunda el Getafe mereció mucho más. Pero el fútbol no va de merecimientos, sino de capacidad de ejecución.
Del 1-1 que salvó Bono con un paradón a Iglesias se pasó a la sentencia por parte de Rafa Mir, que acababa de entrar y, en el minuto 80, aprovechó otro centro, en esta ocasión de Óliver Torres, para volver loca de felicidad a la afición de Nervión con su remate de cabeza que pilló a Soria al contrapié y certificó el triunfo de los de Sampaoli, aunque todavía acabarían sufriendo cuando, quién si no, Mayoral recortó distancias con el tercer gol de cabeza de la noche a centro de Portu en el que fue su tercera diana en dos partidos tras el doblete logrado ante el Mallorca en la jornada anterior.
Pero no hubo tiempo para más, con lo que el equipo andaluz no pudo comenzar mejor el año 2023, puesto que los tres puntos le sirvieron para salir del descenso y dejar en una situación más delicada al club azulón, que está en la posición 13 aunque solo dos puntos por encima del descenso.
Jugador Flashscore del partido: Torres.