El Real Madrid tenía en un feudo siempre hostil como es El Sadar una prueba de fuego para comprobar si la aparente mejora en sus prestaciones que había experimentado tras conquistar el Mundial de Clubes de Marruecos y derrotar con mucha facilidad al Elche el pasado miércoles había sido verdaderamente un punto de inflexión de cara a la fase decisiva de la temporada.

Pero este clásico de LaLiga también lo tenía marcado en el calendario un Osasuna que llevaba cuatro partidos sin ganar, lo que le había alejado de los puestos europeos, pero que salió sin ningún tipo de miedo enfrente de sus aficionados pese a contar con la importante baja por sanción de su máximo goleador, Chimy Ávila.

Pronto comenzó el recital de Sergio Herrera

Los blancos comenzaron intentando mandar, aunque desde bien pronto fueron conscientes de que iban a tener que sudar de lo lindo si querían sacar un resultado de positivo frente al empuje rojillo. Que se lo pregunten a Camavinga, titular en el centro del campo ante la ausencia por gripe de Tchouaméni, que sufrió lo que es un partido en Pamplona nada más comenzar, cuando Torró le dejó de recuerdo la marca de sus tacos en el tobillo.

Ante la presión alta de los chicos de Jagoba Arrasate, que buscaban su primera victoria en casa ante sus rivales capitalinos desde 2011, el Madrid quiso optar por explotar la velocidad de sus atacantes Vinícius y un Rodrygo que partía como ariete sustituyendo a Benzema. El primero, que regresaba al once tras perderse el partido ante el Elche por sanción, volvió a sufrir las iras del público y la zaga oponentes, pero bien pudo enmudecerles a todos cuando se plantó delante de Sergio Herrera tras una carrera al espacio, pero el portero, en un aviso de lo que se venía durante los 90 minutos, desvió con el pie el disparo del brasileño.

Este susto, lejos de amilanar a los locales, lo que hizo fue animarles a buscar ponerse por delante. Primero Budimir le quitó la opción a Torró cuando este iba a rematar a placer, y luego dos disparos lejanos de Moi Gómez y del propio punta serbio inquietaron a un Courtois que veía volar constantemente el balón hacia sus dominios en los múltiples centros al área con los que Osasuna buscaba el gol.

Paso al frente del Madrid tras el descanso

Pero no llegó y tampoco hubo grandes ocasiones, por lo que el primer tiempo acabó con más intensidad (y alguna bronca) que fútbol. El Madrid, muy atascado, no estaba encontrando su juego y le costaba horrores llegar a zonas de peligro. De hecho, no fue hasta recién comenzado el segundo tiempo cuando Rodrygo, desaparecido hasta entonces, pudo adelantar a los suyos.

Desde una posición centrada, lo que a él le gusta en lugar de la banda derecha en la que suele jugar, encaró a su par, se fue de él con una finta y buscó el palo largo, pero se le fue por muy poco. Aunque para finta, la de Vinícius a Moncayola, al que le rompió la cintura, aunque luego quiso rizar el rizo regateando a Herrera, que no cayó en la trampa y frustró el intento del madridista.

Salieron mucho más enchufados los de Carlo Ancelotti, aunque esto en El Sadar no quiere decir nada porque los rojillos pensaron que la mejor defensa es un buen ataque y volvieron a la carga con un tiro al palo de Moi Gómez desde fuera del área.

El partido estaba roto y, en medio del intercambio de golpes, el héroe local emergió de nuevo. Una vez más, y ya iban tres, Vinícius se quedó cara a cara con Herrera, con el mismo resultado que las dos ocasiones anteriores: el guardameta burgalés no cayó en el amago del carioca y salvó a Osasuna.

Valverde, al rescate

Pero el extremo internacional con la Canarinha, viendo que no estaba teniendo su día de cara a puerta, demostró que tiene otros registros igualmente productivos. Corría el minuto 78 cuando, en otra internada en el área pamplonica, levantó la cabeza y vio aparecer volando a un halcón llamado Fede Valverde, que dio muestras de empezar a ser aquel futbolista que deslumbró a toda Europa en la primera vuelta y, llegando desde atrás, puso por delante a los madrileños.

El tanto visitante dejó muy tocado al cuadro navarro, que se deshizo y dio vía libre para que los blancos pusieran la puntilla. Pudo ser obra del propio Vinícius, que por fin había batido a su némesis Herrera, pero su tanto fue anulado por fuera de juego. El que sí contó fue el de Marco Asensio, que aprovechó la asistencia del prometedor canterano Álvaro Rodríguez, que acababa de entrar, para dejar el 0-2 final en el tanteador con el que el Madrid no quiere descolgarse definitivamente de la batalla por LaLiga y queda a cinco puntos (con un partido más) del Barça.

Jugador Flashscore del partido: Vinícius.

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