No era un día cualquiera para Rodrigo Riquelme, que volvía al Cívitas Metropolitano tras sumar 12 minutos en un partido liguero con la camiseta del club que tiene sus derechos. Tres años después de aquella primera vez, en septiembre de 2019, pudo volver a jugar en el que será su estadio más adelante. Esta vez, sin embargo, lo hizo como jugador del conjunto catalán.

Dado su gran arranque de competición y ese factor extra de motivación, el atacante se presentaba como la principal amenaza para el conjunto de Simeone. El tempranero gol de Correa y la falta de actividad por parte del internacional con la sub-21 hasta el descanso eran los ingredientes perfectos para la calma del entrenador argentino. Y el segundo ya, con regalo incluido del guardameta Juan Carlos, casi definitivo.

La primera ovación que recibió Riquelme fue cuando se dispuso a abandonar el terreno de juego por culpa de un error que cometió el cuarto árbitro, de modo que volvió a su zona. Pasó un minuto cuando, tras recibir el balón, probó fortuna desde fuera del área y colocó el 2-1 en el electrónico. El esférico tocó en un defensor y eso despistó a Oblak, clave para salvaguardar el triunfo con dos paradones. Ahí se volvieron a escuchar aplausos para el ex del Mirandés, que pidió perdón y no lo celebró.

Aprobación de Simeone

Cuando, al fin, abandonó el verde para ser reemplazado por Toni Villa, el público volvió a hacerle ver el cariño que le tiene. Además, el propio Cholo reconoció su buen trabajo y aplaudió al son de los aficionados. "El crecimiento que estaba teniendo se iba a detener y creo que estamos acertando todos porque está jugando y está creciendo, con un gran entrenador, en un equipo que juega en consecuencia de las características que tiene él", explicaba el propio Simeone en la rueda de prensa previa al encuentro.