Seis puntos separan al Athletic de la Real. Los resultados abren una brecha de cuatro posiciones entre el uno y el otro. Los tuxi-urdin, terceros de LaLiga; los rojiblancos, séptimos. 

Tan cerca pero tan lejos…

Siempre ha sido así. La Real no puede vivir sin el Athletic. El Athletic no deja pasar una temporada sin el objetivo de ganarle a su acérrimo rival. A veces, los de Bilbao han estado en una mejor forma, como cuando, de la mano de Valverde, superaron al Barcelona en la Supercopa en el 2015; en otras instancias, la Real ha sido el plantel que complicó en muchos casos el camino del Madrid y del Barcelona en LaLiga. 

De eso se trata un derbi. El favoritismo se evapora, la pasión emerge como el sentimiento dominador. La eterna rivalidad divide eufemismos y une realidades. No existe uno mejor para explicar la sentencia anterior que el choque entre los dos máximos exponentes del País Vasco, más aún cuando el futuro de los puestos de Europa dependerá, en parte, del éxito o del fracaso en el encuentro del sábado. 

Un clásico es un partido diferente. Tanto la Real como el Athletic exhiben respeto, confianza y un punto en común: el deseo de ir a por la victoria. 

Ganar en San Sebastián le permitiría a los bilbaínos recortar la distancia con los tuxi-urdin. Obtener los tres puntos aumentaría la diferencia de los de Imanol Alguacil y, además, les afianzaría en la parte alta de la tabla. 

LaLiga es de dos. El Real Madrid y el FC Barcelona definirán al próximo campeón del torneo doméstico. La Champions, en cambio, es otra historia. Las inestables campañas del Atlético de Madrid y del Sevilla les permite a otros clubes como el Real Betis, el Villarreal, el Osasuna y los dos planteles vascos entrar en la pelea por Europa. 

La Real presenta una ventaja: depende de sí mismo. El plantel tuxi-urdín sorprendió a propios y a extraños con un gran inicio. La vuelta del Mundial no ha roto hasta ahora la buena forma que exhibió la escuadra en el amanecer de LaLiga. 

Silva, el jugador diferente

En el derbi, sin duda, existirán nombres que marcarán la diferencia de ambos lados. Por trayectoria, por títulos y por concretar una carrera estelar en la Premier League, David Silva (37) acapara las miradas de los aficionados de la Real Sociedad. 

El centrocampista, de hecho, marcó un golazo en el último partido de los tuxi-urdin contra el Almería. Una excelsa combinación entre el canario y Kubo (19) derivó en el gol del antiguo citizen. 

Silva, junto con Modric y Messi, recuerda que la edad es sólo un número. Aunque quizás se vea corto de pulmones en los tramos finales de los encuentros, su calidad sigue intacta. La magia con la que transporta la pelota en los pies es pura. Nació con ella para enamorar a los seguidores propios o para destruir la ilusión de los contrarios. 

De su calidad dependerá el juego de la Real. Kubo, por fortuna, ofrece alternativas. La férrea defensa de los rojiblancos será una fuerte prueba para el plantel de Imanol Alguacil.

Los Williams, la contraparte

Si la Real Sociedad presume de la calidad de David Silva, el Athletic puede darse por bien servido con el rendimiento de los hermanos Williams. Nico (20) e Iñaki (29) ofrecen una dosis letal de velocidad, potencia y definición. 

Los dos disputaron la Copa del Mundo. El juvenil con la España de Luis Enrique. Iñaki, por su lado, decidió representar a Ghana. En Bilbao exponen un solo color: el rojiblanco del Athletic, de un club que pese a las adversidades sigue a flote y que, con certeza, saldrá a  buscar una victoria que le acerque a las competiciones europeas. 

32 puntos para los de Imanol Alguacil; 26 para Ernesto Valverde. ¿Quién conseguirá el resultado del próximo derbi?