Es momento de llanto para 3,5 millones de uruguayos. Es un drama para una nación que vive por y para el fútbol y que se ve ahora castigada por sus propios errores. Porque no quedó eliminada por un tanto coreano en las postrimerías de un encuentro donde, físicamente, no podían intervenir. Está fuera del Mundial por racanería. La primera, la de su entrenador, un Diego Alonso que con 2-0 a favor replegó velas toda la segunda mitad confiando en un tercero, Portugal, que no respondió. Ya había mirado más su propia meta que la contraria en las dos primeras jornadas y así le fue, así le ha ido.
La culpa no es de los lusos. Ni tampoco de Ghana, menudo partido el de los africanos. Tenían todo a favor, les valía hasta el empate y ni por esas. Su debilidad defensiva les ha costado marcharse de Catar como últimas de grupo. Se lamentarán, seguro, pero el lloro está en el otro lado del charco.
Esta Celeste sí era la real... con Arrascaeta
Cierto que en Catar no se ha mostrado la Celeste que todos conocemos. Pero hay momentos decisivos, finales sin título, en la que a algunos les tiemblan las piernas. A los uruguayos, no, imposible. Al menos, en lo que les toca a ellos. Así se tomaron el encuentro ante Ghana, sabiendo que debían ganar y esperar. Y que para ganar había que marcar goles, lo que no habían hecho en todo el Mundial. Pues en media hora, dos dianas para creer, para soñar, para seguir vivos.
Fue De Arrascaeta el autor de esos dos tantos. El primero, pura fe después de llegar en línea de gol a rematar el rechace de Zigi a disparo de Luis Suárez. Sólo tenía que empujarla, pero metió la cabeza, se jugó el cuello ante la presencia de dos defensas ghaneses que se querían comer el balón. Se escuchó el grito de los uruguayos hasta en Montevideo. Y apenas cinco minutos después, doblete del 10 que no quería Diego Alonso. Suárez, de nuevo él, asistió para que De Arrascaeta, con paciencia infinita, aguardase que el balón bajase del cielo catarí para conectar una volea imparable.
Más merito aún tuvieron esos dos tantos cuando, con las gafas en el marcador, Andre Ayew falló un penalti. O mejor dicho, Rochet, que lo había cometido sobre Kudus -qué bueno es este jugador-, adivinó sus intenciones y se estiró como si el mañana no existiera. Del 1-0 y el casi adiós definitivo a la Copa del Mundo al éxtasis con sus dos primeros goles y la ayudita, momentánea, de Portugal ante Corea del Sur.
El apagón de Ghana
Ghana no sólo se había atascado desde esa pena máxima fallada. Hasta su afición, la que llena de colorido, sonido y alegría infinita las gradas día sí y día también, se había apagado. Se escuchaba el silencio, diría el gran Andrés Iniesta. Necesitaban ganar, les valía hasta el empate, pero las Black Stars no encontraban el camino. Desde luego, no eran los hermanos Ayew los guías adecuados y así lo entendió Otto Addo, quien los dejó a ambos en el vestuario. La presencia de Sulemana y Bukari ya surtió efecto nada más reiniciarse el choque, pero la amenaza al contragolpe era latente.
Así estuvo a punto Uruguay de conseguir el tercero. Amartey derribó a Darwin y desde el VAR avisaron al colegiado de un posible penalti. Sin embargo, tras revisarlo, el árbitro mantuvo su decisión y dio vida extra a los africanos. Mas no es sólo tenerla sino saber cómo disfrutarla. Y ahí el único con criterio para ello era Kudus, muy vigilado.
Vivía con cierta comodidad la nacional charrúa, casi más ocupada por lo que ocurría en el otro encuentro -un gol de Corea les dejaba fuera, como luego ocurriría-. Aun así, se asomaba tímidamente, de vez en cuando, a los dominios de Zigi. Lo hicieron Pellistri y Fede Valverde con sendos disparos, especialmente el de este último que puso en muchos apuros al meta ghanés. El madridista, mediofondista puro en el Madrid con aires de llegador, apenas ha aparecido por Catar, demasiado enjaulado y posicional en el esquema de su entrenador, delantero en sus tiempos de futbolista y muy ‘amarrategui’ en su faceta de técnico.
Defendiendo el 0-2… hasta el segundo gol coreano
Por eso mismo, por defender el 0-2, por los cambios que fue realizando, los suyos se atrincheraron atrás, lo que facilitó la ofensiva africana. Menos mal que guardaba los palos Rochet, exigido por Kudus. Con lo que no contaba, Diego Alonso el primero, era con el segundo gol coreano, obra de Hee-Chan ya en el añadido. Cuando llegó la noticia, aún quedaban cinco minutos para el 90, más el descuento, que fue de ocho. Había que reiniciar la mentalidad, pulsar de nuevo el botón de ataque, lo que no era sencillo jugando ya contra el reloj y contra la ansiedad.
Entraron las prisas y se repartieron oportunidades, sobre todo una de Maxi Gómez en disparo lejano que desvió Zigi. U otro disparo a bocajarro de Sulemana a la que respondió con un paradón Rochet. Necesitaban los ghaneses dos goles, los uruguayos sólo uno, pero se neutralizaron los dos y Corea del Sur sonrió. Qué diferentes los llantos de los asiáticos de los que se derramaban por los rostros de Luis Suárez y compañía.
Jugador Flashscore del partido: De Arrascaeta (28).
Todos los detalles, estadísticas, imágenes y datos, en el siguiente enlace de Flashscore: Ghana-Uruguay.