Eneas Bastianini dominó en la clasificación y se ganó el derecho a salir desde la pole position tanto en el sprint como en la gran cita del fin de semana. Su rendimiento fue notable en la jornada del viernes y pudo mantenerlo durante las horas posteriores. Sin embargo, dos españoles (Maverick Viñales y Jorge Martín) amenazaban con entorpecer su andadura en el Gran Premio de Portugal, cuyo recorrido se diferencia por las constantes subidas y bajadas.
Una vez se pusieron los semáforos en color verde, Jack Miller se convirtió en el protagonista: de partir en la quinta plaza a colocarse en la cabeza, aunque perdió credencias con el paso de las vueltas. Otro que también salió a un nivel superlativo fue Marc Márquez, quien olvidó las caídas anteriores con una soberbia actuación. Pese a que su moto no es la más rápida, escaló con maestría hasta el segundo puesto, del que salió para luego regresar mediante una genialidad.
Viñales tuvo que lidiar con la agresividad del propio Márquez, tan combativo como siempre. El de Figueres, muy regular durante toda la carrera, aguantó también las embestidas de Martín, mucho menos constante pero igualmente en el podio, y tuvo premio tras el fallo de Bagnaia. Con cierta ventaja y parte del triunfo en el bolsillo, el vigente campeón se pasó de frenada en una curva y apenas pudo reengancharse para ser cuarto.
Este resultado tiene algunas consecuencias en la general: se reduce la distancia entre Pecco y el corredor de Pramac Racing (ahora es de un par de puntos, antes eran tres). Además, este último deja atrás al sudafricano Brad Binder, quien abrazó el asfalto -como Álex Rins- y muy pronto dijo adiós a la opción de sumar, algo que sí hicieron los españoles Pedro Acosta (séptimo) y Aleix Espargaró (octavo).