Frente al micrófono, los 21 años de Isaac del Toro se hacen evidentes en cada gesto dibujado por su rostro todavía virgen del endurecimiento del paso del tiempo. Pero ese aire juvenil que distribuyen las imágenes de televisión se difuminan cuando el mexicano está encima de una bicicleta, el vehículo con el cautivó a una nación de más de 125 millones de personas que siempre está ávida de personas que representen su idiosincrasia.
Incorporado a la idolatría nacional, mientras millones de mexicanos trataban de entender a la marcha la importancia del icónico Giro de Italia y los pormenores del ciclismo de ruta, del Toro salió este sábado a la última Etapa montañosa de la competencia vestido de rosa, aferrándose a una ventaja mínima cosechada por un gen competitivo que, históricamente, no suele verse en el grueso de atletas que México le ha regalado al mundo.
Por eso, la disputada ruta de 205 kilómetros entre Verrès y Sestrière de este sábado quedará en la historia del deporte mexicano por el vaivén emocional que le ha dejado a una afición que, como todas las otras del mundo, desea sentirse ganadora y triunfante, pero que tuvo que saber lidiar con el sabor amargo de ver a su héroe quedarse sin la gloria que, durante 10 etapas de la justa.
El culpable de la desazón mexicana fue el británico Simon Yates, un valiente y sabio atleta que lanzó una afrenta memorable en la misma etapa en la que hace siete años se quedó sin opciones de ganar el Giro. Con la lección aprendida de lo que debía hacer, construyó una narrativa competitiva sin precedentes al superar al mexicano y, de paso, a la ilusión de un país con ganas de seguir aprendiendo de ciclismo.
Pero aunque este sábado, que tenía tintes gloriosos para el deporte mexicano, terminó en una desilusión multitudinaria, el segundo lugar que del Toro oficializará este domingo en la emblemática ruta en Roma está destinado a ser el punto de partida de una carrera que, sin duda alguna, será gloriosa.
Ese camino de gloria que le espera a del Toro, y de la que nadie duda en su equipo UAE Team Emirates ni en todo México, ha sido un bálsamo de grandeza desde una disciplina poco seguida en un país atrapado por el fútbol, el fútbol americano y el básquetbol. Una inspiración que el mexicano necesitaba con urgencia.
"Creo que podría haber ganado el Giro, pero eso es lo cruel del ciclismo. Por eso nos encanta. A veces se gana, a veces se pierde. Claro, que es decepcionante, pero hay que darse cuenta de lo importante que es esta carrera”, dijo del Toro al finalizar la dura Etapa.
Sin embargo, lejos de quedarse con las mieles por haber cautivado a millones con su pedaleo y de la idolatría en forma de contratos millonarios de publicidad, del Toro dejó claro que es un atleta de alto rendimiento que sólo va empezando y que, a sus 21 años, lo único que piensa es en ganar.
“Creo que es algo que los mexicanos debemos entender. No ganamos, fuimos los primeros en perder. No pasa nada, es bonito y es bonito estar así de cerca, pero no ganamos”, dijo y millones de personas en un país bizarro y amante del picante, se emocionó con el futuro que tiene por delante.