Los sentimientos, y las promesas del pasado, en este caso, quedaron a un lado. Aunque no es porque no intentara volver a vestir de blanco. Pero el madrileño, y madridista, no encontró hueco en un Madrid loco por atar a Tavares y que también tiene a Poirier en la plantilla. 

"Muchos más equipos de Europa me llamaron. Soy de Madrid, pero aquí parece que no tenía sitio, el Barcelona me dio la oportunidad y estoy a tope con ellos. Es un reto apasionante", ha confesado el mayor de los Hernangómez.

De entre esas propuestas, volver a España y estar cerca de los suyos ayudó muchísimo. Incluso aunque vaya al eterno rival. "Me ha sorprendido la cantidad de gente que me ha apoyado. Estoy superagradecido al Real Madrid pero también al Baloncesto Sevilla y a todos los equipos en los que he jugado", ha insistido. 

La felicidad pudo ser aún mayor si finalmente su hermano, Juancho, hubiera firmado también por los azulgrana. Al final, lo ha hecho por el Panathinaikos. "Ha habido muchos equipos interesados por mi hermano y él ha tomado la decisión que ha estimado mejor para su carrera, para su vida. Ha trabajado mucho todo este tiempo. Seremos rivales como siempre y luego iremos a cenar y brindaremos por la vida. Quién sabe si algún día podremos jugar en el mismo equipo". 

La otra 'Familia'

Más allá de su hermano de sangre, hay otros hermanos con los que Willy Hernangómez comparte sus veranos. Juegan al baloncesto y se divierten siendo campeones de Europa y del Mundo. Ahí es nada. 

"Tenemos el ADN de La Familia, que nos transmiten jugadores como Sergi, Rudy, Ricky o Víctor, y que todos intentamos transmitir a los más jóvenes. Aquí venimos a competir y a pasarlo bien", ha confesado.

Y reencontrarse con Ricky Rubio es algo que le emociona. "Muy feliz por Ricky, por verle con un balón de baloncesto en las manos haciendo magia, viéndole feliz".