El Madrid hizo la goma desde el salto inicial, quizás pensando en que el colista desfallecería en cualquier momento y que bastaría con ir acelerando cada cierto tiempo. Sólo así se explica la torrija con la que jugó en el primer cuarto (2/12 en T3). De anotar solo dos puntos en los primeros cinco minutos (9-2), fallar seis tiros en el mismo ataque, y tras ver aumentar la distancia a la decena (17-7, min. 7), reaccionó de la mano de Hezonja para volver a bajar los brazos y permitir que el Alba entrase en el segundo cuarto con un claro 26-16 y un muy destacado Thiemann, que sumó nueve puntos sin fallo.
El líder de la Euroliga tenía que apretar en defensa para que los tiradores germanos bajasen sus porcentajes. Desde ahí es donde siempre mejoran los de Chus Mateo, que se pusieron el mono de trabajo, especialmente Alocén, aprovechando las bajas del Chacho y de Llull, para ponerse por delante (28-30, min. 14). Pero de nuevo carecieron de consistencia en ambos lados de la cancha y se marcharon al descanso con los berlineses por delante (40-36).
Si hubo bronca o no del técnico blanco, lo que está claro es que los jugadores no regresaron a pista demasiado motivados. El Alba volvió a endosarles un 11-2 de salida (51-38) con Thomas muy fino y con un acierto de casi el 50 % en triples -aunque con 0/6 en T2- que, ahora sí, fue un toque de atención definitivo para que el Madrid mostrara por fin su mejor perfil. Igualó a 52 con un Hezonja muy concentrado (20 puntos hasta ese instante) y cerrando los espacios bajo canasta para llegar al último cuarto ya por delante (57-58).
Aún había que luchar para ganar. Porque los berlineses no querían desperdiciar la oportunidad que tenían delante y volvieron a dar la vuelta a la tortilla (70-69). Y aguantaron hasta entrar en los dos últimos minutos igualados a 77. Ahí es cuando apareció Campazzo para dirigir a los suyos hacia el triunfo por 79-86.