Ir a ver un partido del Real Madrid en el Estadio Santiago Bernabéu suele ser siempre un privilegio. Sin embargo, los horarios que establece LaLiga para algunos de sus encuentros dificultan enormemente que los campos se llenen.

Así sucedió en la visita del Espanyol al feudo merengue. La cita se juntó con la hora de comer y eso provocó que se viesen muchos asientos vacíos en las gradas. De hecho, las zonas altas de los laterales presentaron casi más localidades sin ocupar que con aficionados.

La política de la competición de repartir todos los partidos en diferentes horarios para vender el producto por todas las partes del mundo muchas veces va en contra de los intereses de los de casa. En Madrid, o en cualquier ciudad de España, hay muchos otros planes un sábado a las 14.00 horas más atractivos que ver un partido de fútbol.

Lo sucedido en el Bernabéu es solo un ejemplo más de que esta situación, lejos de ayudar a que los clubes que compiten en LaLiga vendan entradas y saquen buenos beneficios de llenar los estadios, complica sobremanera que la gente acuda a los campos.

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